viernes, 29 de abril de 2011

Aprender cuando las cosas van bien


Cuando estamos enfermos visitamos al médico para curarnos. Si nos lesionamos, comenzamos algún tratamiento para recuperarnos. Cuando sentimos que nuestro swing no anda bien acudimos a un profesor.

En otra palabras, parece natural para nosotros buscar ayuda solo cuando las cosas van mal.

Cuando las cosas van bien, surfeamos la cresta de la ola y la disfrutamos mientras dura.

Hasta que se acaba, vuelven los tiempos difíciles y pensamos... es hora de pedir ayuda nuevamente ! Rápidamente, a veces casi en forma angustiante.

El inconveniente con esta forma de pensar es que muchas veces, para el momento que buscamos alguien que nos guíe, suele ser demasiado tarde, quizás ya estemos perdidos. Nuestro desempeño ya es malo.

Hay otra forma. Pensemos en un jugador que está constantemente aprendiendo y mejorando. Mejora sus propios scores, su swing, las distintas posibilidades de tiro, baja su handicap y hasta es posible que gane el campeonato del club por primera vez.

Cuál podrá ser la diferencia ? El aprendizaje contínuo, con buenos y malos resultados. El resultado no afecta su entrenamiento. Sabe que en el golf, como en la vida, siempre podemos seguir aprendiendo. Nuestro desarrollo potencial es infinito. Nuestro crecimiento personal puede ser superado día a día.

Como dice el maestro zen S. Susuki: A la mente del principiante se le presentan muchas posibilidades y a la del experto, pocas.

Es durante los buenos tiempos cuando podemos seguir entrenando y practicando.Tiros nuevos,
distintas formas de jugar la cancha, mejoras con el putter, mejoras en el set de palos, rutinas psicológicas que nos ayuden a superar momentos de presión, a manejar nuestras emociones, etc.

Todo esto contribuye, no solo a seguir superándonos, sino a evitar que fallemos en los momentos desafiantes que se irán presentando. Pensar en todas las eventualidades y planear con anticipación nos dará la gran oportunidad de construir un swing consistente y una forma mental que se mantenga cuando estemos jugando a nuestro máximo nivel, sobre todo ante los grandes desafíos.

Es en los buenos momentos que el entrenamiento constante se disfruta más y se vuelve más poderoso y beneficioso.

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