El movimiento del golf es natural y fisiológico con respecto a la biomecánica de la columna, que es sinusoidal y se manifiesta en los tres planos del espacio. En personas que presentan dolor, este deporte siempre actúa como revelador de problemas y nunca como el causante.
Es importante que cada golfista mantenga una buena movilidad en cada segmento de la columna dorso-lumbar para que el movimiento en su globalidad se lleve a cabo gracias a la sumatoria de movilidad entre cada vértebra, evitando así las compensaciones y sobre solicitaciones de determinadas articulaciones. Por ejemplo: un tórax rígido obligará al segmento de las 5 vértebras lumbares a compensar esa falta de movilidad con una hipermovilidad reaccional, predisponiendo a este segmento a la artrosis o hernia discal. La prevención ideal para este tipo de alteraciones, es la simple flexibilización de la columna vertebral y de las cadenas musculares que se pueden realizar en yoga, streching, Pilates y danza, consideradas excelentes prácticas para complementar la preparación física y técnica del jugador.
Por otra parte, cabe destacar que, por más que parezca sencillo, el golf presenta un gesto que debe disociar la movilidad de las ramas pubianas (sínfisis púbica) y disociar además la movilidad de la cintura pélvica con la cintura escapular en movimientos de rotación inversa. Las influencias procedentes del brazo y las procedentes del apoyo del pie en el suelo son las que marcan esta contradicción de fuerzas a nivel del pubis (rotación inversa). Es por eso que el jugador de golf debe mantener la movilidad completa de sus articulaciones y la buena disociación de todos sus segmentos corporales para obtener un movimiento fácil, fluido y armónico, que evite dolencias articulares post actividad.
Por lo tanto, todos los golfistas están invitados a ELONGAR Y FLEXIBILIZAR su cuerpo antes y después de cada juego.
Ejercicios propuestos:
Este ejercicio permite la flexibilidad de la columna dorsal y parrilla costal, que junto con el esternón forman una verdadera caja rígida.
El ejercicio permite el giro de la pelvis para un lado y del tórax hacia el otro, lo cual permite disociación de movimientos y relaja además las cadenas musculares oblicuas de la parte anterior del tórax (oblicuos del abdomen, pectoral menor y mayor).
Esta nota fue escrita por el Lic. Juan Martín Mariano, kinesiólogo y osteópata, alumno de Harbour Golf.
Gracias Juan !
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