Para muchos jugadores aficionados los bunkers representan un gran obstáculo. Uno de los principales inconvenientes es que intentan realizar un swing demasiado violento, lo que hace que el palo normalmente ingrese al bunker en un ángulo muy pronunciado, sacando demasiada arena. El otro error común es el inverso, intentar pegarle directamente a la bola.
El golpe de bunker es uno de los pocos tiros en el golf donde no hay contacto directo entre el palo y la bola, sino que la cabeza del palo golpea la arena lo que produce una “explosión” que mueve la bola.
Los sand wedges (palo que usamos generalmente para estos tiros) tienen una parte inferior diseñada para producir “rebote” y no enterrarse en la arena. La clave para esto es mantener la cara del palo abierta a lo largo del swing y para eso es importante como tomamos el palo. Siempre abrimos primero la cabeza del palo y luego preparamos el grip. Hacer primero el grip normal y lugo abrir la cara del palo sencillamente no funciona.
El stance es abierto (aproximadamente 30 grados en relación al objetivo) y el ancho de los pies un poco más separado que lo habitual, esto baja el centro de gravedad del cuerpo y hace que el palo no se entierre con el filo en la arena y el golpe sea poco profundo por debajo de la bola. Colocamos la pelota sobre el pie izquierdo.
Durante el tiro, sacamos el palo suavemente hacia atrás dejando que las muñecas se quiebren rápida y naturalmente. Buscamos ritmo, no distancia. Golpeamos la arena detrás de la pelota, entre 4 y 7 centímetros aproximadamente. El tiro siempre se realiza acelerando a través de la pelota, adelantando las manos, siempre con la cara abierta, con un buen finish.
Por último, lo más importante para ejecutar buenos tiros desde el bunker es la práctica. Ningún blog, ni libro, ni programa de televisión reemplaza la experiencia directa de la práctica.
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